Habitación muy grande con camas amplias y cómodas. Ubicación céntrica. Limpieza impecable.
El servicio tanto de la cafetería como de recepción era extremadamente lento (tardaban cada día alrededor de 15 minutos en preparar una tostada, además de esto en recepción eran algo antipáticos).
El peor problema, sin duda, era el ruido, a todas horas se escuchaban desde la habitación ruidos, gritos (incluyendo del personal del hotel) y gente correteando, lo que hacía extremadamente difícil dormir.